VIACRUCIS

TERCERA ESTACIÓN
Jesús es condenado por el Sanedrín

V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.

Del Evangelio según San Marcos 14, 55. 60-62. 64

Los sumos sacerdotes y todo el Sanedrín andaban buscando contra Jesús un testimonio para darle muerte, pero no lo encontraban. Entonces, se levantó el Sumo Sacerdote y poniéndose en medio, preguntó a Jesús: “¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Dios Bendito?” Y dijo Jesús: “Sí, Yo Soy”. Todos juzgaron que era reo de muerte.

Llamado de Amor y Conversión del Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús
Jesús juzgado por Anás y Caifás

Mi pequeña víctima, acompáñame en este camino, mi camino de Cruz, consuélame y repara mi Agonizante Corazón. Me llevaron atado, sacándome como un Prisionero del Huerto de Getsemaní. Pasando por el Torrente Cedrón, me empujaron, cayendo mi Sacratísimo Cuerpo en el barro formado por el agua del torrente.

Entré encadenado a Jerusalén, inmediatamente me llevaron a la Casa de Anás, quien fue sumo sacerdote del Templo y suegro de Caifás. En casa de Anás, estuve frente a la entrada del interior de su casa, mientras la turba me presentaba a Anás como el agitador y falso Mesías.

Anás dio la orden del juicio por parte del Sanedrín, ordenó me llevarán a casa de Caifás, ya que las dos casas estaban muy cerca del Templo. En casa de Caifás, me condujeron a la sala del Sanedrín, porque Caifás era el sumo sacerdote de Israel y allí se reunían los sacerdotes, maestros, levitas y escríbanos.

Estaba atado y todo mi Cuerpo Sacratísimo lleno de golpes y salivazos, mis Heridas bañadas por el agua putrefacta del torrente. Me miraban con odio y desprecio. Caifás sentado en la silla principal y Anás sentado a su derecha, encabezaban el juicio. Me interrogaron, Yo solo respondí: “Soy el Hijo de Dios Viviente y me verán venir de la Diestra del Todopoderoso en gloria y majestad” (San Lucas 22, 70), Caifás rasgó su túnica y me condenó, por la ley judía, a la muerte, según los romanos, en cruz.

Terminó el juicio, fui golpeado, arrojado al piso, me tiraban de mis Cabellos y Barba, ponían sus pies encima de mi Sacratísimo Cuerpo, pisándome, me sacaron del Sanedrín hacia el patio principal de la casa.

Oración

Mi Divino Prisionero, te amo, te adoro, te bendigo, te reparo, te consuelo en tu Sufrimiento, durante el juicio del Sanedrín.

Tomo tus Dolores, tu Angustia, tus Lágrimas y los ofrezco al Padre Tierno y Misericordioso en reparación. Tomo la solemnidad del momento cuando declaraste tu Divinidad como Hijo del Dios Viviente, para amarte a Ti Mismo con tu misma Majestad y Divinidad.

Reparo y consuelo tu Sagrado Corazón Eucarístico, por los hombres que suplican Misericordia en cualquier tipo de esclavitud y prisión en el mundo.

Jesús, sólo pronuncia: “Yo Soy”,z para que la humanidad vuelva a Ti y seamos transformados en el Reino Nuevo Eucarístico, por el Doloroso e Inmaculado Corazón de María. Amén. Fiat.

Padre Nuestro

Ave María de los Últimos Tiempos:

Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor está Contigo. Bendita Tú eres entre todas las mujeres, y Bendito es el Fruto de tu Vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, Corredentora de las almas, ruega por nosotros pecadores, y derrama el efecto de Gracia de tu Llama de Amor, de tu Doloroso e Inmaculado Corazón sobre toda la humanidad, ahora, y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Jaculatoria

Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, perdónanos y salva al mundo. Amén.

Corazón Doloroso e Inmaculado de María, ruega por nosotros que nos refugiamos en Ti. Amén.