Día 15
Día 15
SEGUNDA PARTE
Primera Semana
CONOCIMIENTO DE SÍ MISMO
Las oraciones, exámenes, reflexiones, actos de renuncia de nuestra propia voluntad, de arrepentimiento por nuestros pecados, de desprecio propio, realizado todo a los pies de María, ya que por Ella esperamos la luz para conocemos a nosotros mismos. Junto a Ella, podremos medir el abismo de nuestras miserias sin desesperar. Debemos emplear todas nuestras acciones piadosas en pedir un conocimiento propio y el arrepentimiento de nuestros pecados: y debemos hacer esto con espíritu de piedad. Durante este período, consideraremos tanto la oposición que existe entre el espíritu de Jesús y el nuestro, como el miserable y humillante estado en que nos han reducido los pecados.
Además, siendo la verdadera devoción una manera fácil, corta, segura y perfecta para llegar a esa unión con Nuestro Señor, que es la perfección a la imitación de Cristo. Entraremos decididamente por este camino, firmemente convencidos de nuestra miseria e incapacidad. Pero, ¿cómo conseguir esto sin el conocimiento de sí mismo?
NECESITAMOS A MARÍA PARA MORIR A NOSOTROS MISMOS
Primer texto para meditar: Lc, 13: 1 -5
Por aquel tiempo se presentaron algunos, que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían, y respondiéndoles, dijo: ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los otros por haber padecido todo esto? Yo os digo que no, y que, si no hiciereis penitencia, todos igualmente pereceréis. Aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre de Siloé y los mató, ¿creéis que eran más culpables que todos los hombres que moraban en Jerusalén? Os digo que no, y que, si no hiciereis penitencia, todos igualmente pereceréis.
Segundo texto para meditar: Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen, núms. 81 y 82
Para vaciamos de nosotros mismos es menester morir a nosotros mismos todos los días; es decir, es menester renunciar a las operaciones de las facultades de nuestra alma y de los sentimientos de nuestro cuerpo; es menester ver como si no se viese, oír como si no se oyese, servirse de las cosas de este mundo como si no se sirviese uno de ellas, lo cual llama San Pablo morir todos los días (1 Cor 15, 31).
Si al caer el grano de trigo en la tierra no muere, permanece solo y no produce fruto bueno (Jn, 12, 24). Si no morimos a nosotros mismos y si nuestras devociones más santas no nos conducen a esta muerte necesaria y fecunda, no produciremos fruto alguno, y serán inútiles nuestras devociones; todos nuestros actos de justicia estarán mancillados por el amor propio y la propia voluntad, lo que hará que Dios tenga por abominación los mayores sacrificios y las mejores acciones que podamos ejecutar, y a nuestra muerte nos hallaremos con las manos vacías de virtudes y de méritos, y no tendremos una centella del amor puro que sólo se comunica a las almas muertas a sí mismas, cuya vida se esconde con Jesucristo en Dios.
Es menester escoger entre todas las devociones a la Santísima Virgen, la que más nos lleve a esta muerte propia, como que es la mejor y más santificante, porque ni es oro todo lo que reluce, ni miel todo lo dulce, ni lo más factible y practicado por la mayoría es lo más perfecto. Como en el orden de la naturaleza hay operaciones que se hacen a poca costa y con facilidad, asimismo en el de la gracia hay secretos que se ejecutan en poco tiempo, con dulzura y facilidad, operaciones sobrenaturales y divinas que consisten en vaciarse de sí mismo y llenarse de Dios, y lograr así la perfección.
Oraciones Diarias
día 13-19
LETANÍA DEL ESPÍRITU SANTO
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo ten piedad. Cristo ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
Dios Padre Celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Trinidad Santa, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.
Espíritu que procede del Padre y del Hijo, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación planeando sobre las aguas las fecundaste, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu por inspiración del cual han hablado los profetas, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu que das testimonio de Cristo, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu que sobreviene a María, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu del Señor que llena todo el orbe, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de Dios que habita en nosotros, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de sabiduría y de entendimiento, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de consejo y de fortaleza, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de ciencia y de piedad, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de temor del Señor, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de gracia y de misericordia, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de fuerza, de dilección y de sobriedad, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de paz, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de humildad y de castidad, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de benignidad y de mansedumbre, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de multiforme gracia, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu que escrutas los secretos de Dios, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu en el cual renacemos, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu por el cual se difunde la caridad, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu que en lenguas de fuego sobre los apóstoles apareciste, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu con el cual fueron los apóstoles henchidos, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres, ilumínanos y santifícanos.
Sednos propicio, perdónanos, Señor.
Sednos propicio, perdónanos, Señor.
De todo mal, líbranos, Señor.
De todo pecado, líbranos, Señor.
De tentaciones e insidias del demonio, líbranos, Señor.
De la presunción y desesperación, líbranos, Señor.
De la resistencia a la verdad conocida, líbranos, Señor.
De la obstinación y de la impenitencia, líbranos, Señor.
De la impureza de la mente y del cuerpo, líbranos, Señor.
Del espíritu de fornicación, líbranos, Señor.
De todo espíritu del mal, líbranos, Señor.
Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo. Te rogamos óyenos.
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán. Te rogamos óyenos.
Por tu advenimiento sobre los discípulos. Te rogamos óyenos.
En el día del juicio, nosotros pecadores. Te rogamos óyenos.
Para que, así como vivimos del Espíritu, obremos también por Él. Te rogamos óyenos.
Para que recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos. Te rogamos óyenos.
Para que, viviendo según el Espíritu, no cumplamos los deseos de la carne. Te rogamos óyenos.
A fin de que por el Espíritu mortifiquemos las obras de la carne. Te rogamos óyenos.
Para que no te contristemos a Ti, Espíritu Santo de Dios. Te rogamos óyenos.
Para que seamos solícitos en guardarla unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Te rogamos óyenos.
Para que no creamos a todo espíritu. Te rogamos óyenos.
Para que probemos a los espíritus si son de Dios. Te rogamos óyenos.
Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud. Te rogamos óyenos.
Para que nos confirmes por tu Espíritu soberano. Te rogamos óyenos.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Oración:
Asístanos, te pedimos Señor, la virtud del Espíritu Santo, que purifique clemente nuestros corazones, y nos preserve de todo mal. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
LETANÍA DE NUESTRA SEÑORA
Señor, ten piedad de nosotros.
Jesucristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Jesucristo, óyenos.
Jesucristo, escúchanos,
Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
Santa María, ruega por nosotros Santa Madre de Dios, Santa Virgen de las Vírgenes, Madre de Jesucristo, Madre de la Iglesia, Madre de la Divina Gracia, Madre purísima, Madre castísima, Madre Virgen, Madre Incorrupta, Madre Inmaculada, Madre Amable, Madre Admirable, Madre del Buen Consejo, Madre del Creador, Madre del Salvador, Madre de Misericordia, Virgen prudentísima, Virgen digna de veneración, Virgen digna de alabanza, Virgen Poderosa, Virgen Clemente, Virgen Fiel, Espejo de Justicia, Salud de los enfermos, Refugio de los pecadores, Consoladora de los Afligidos, Auxilio de los cristianos,
| Trono de la eterna sabiduría, Causa de nuestra alegría, Vaso espiritual, Vaso de honor, Vaso de insigne devoción, Rosa Mística, Torre de David, Torre de marfil, Casa de oro, Arca de la Alianza, Puerta del cielo, Estrella de la mañana, Reina de los Ángeles, Reina de los Patriarcas, Reina de los Profetas, Reina de los Apóstoles, Reina de los Mártires, Reina de los Confesores, Reina de las Vírgenes, Reina de todos los Santos, Reina concebida sin pecado original, Reina Asunta al cielo, Reina del Santo Rosario, Reina de la familia, Reina de la Paz, Reina del Apostolado de los Sagrados Corazones Unidos, Reina del Ejército Eucarístico y Mariano,
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Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten misericordia de nosotros.
Oración
Te rogamos nos concedas, Señor Dios nuestro, gozar de continua salud de alma y cuerpo, y por la gloriosa Intercesión de la Bienaventurada, siempre Virgen María, vernos libres de las tristezas de la vida presente y disfrutar de las alegrías eternas. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
AVE MARIS STELLA
Salve, Estrella del mar, Madre, que diste a luz a Dios, quedando perpetuamente Virgen, feliz puerta del cielo.
Pues recibiste aquel Ave de labios de Gabriel, ciméntanos en la paz, trocando el nombre de Eva.
Suelta las prisiones a los reos, da lumbre a los ciegos, ahuyenta nuestros males, recábanos todos los bienes.
Muestra que eres Madre, reciba por tu mediación nuestras plegarias el que, nacido por nosotros, se dignó ser tuyo.
Virgen singular, sobre todos suave, haz que libres de culpas, seamos suaves y castos.
Danos una vida pura, prepara una senda segura, para que, viendo a Jesús, eternamente nos gocemos.
Gloria sea a Dios Padre, a Cristo altísimo y al Espíritu Santo: a los tres un solo honor. Amén.