Día 9

Primera parte:
Doce días preliminares

VACIADO DEL ESPÍRITU DEL MUNDO

Examina tu conciencia, reza, practica la renuncia a tu propia voluntad; mortificación, pureza de corazón. Esta pureza es la condición indispensable para contemplar a Dios en el cielo, verle en la tierra y conocerle a la luz de la fe.

La primera parte de la preparación se deberá emplear en vaciarse del espíritu del mundo, que es contrario al espíritu de Jesucristo. El espíritu del mundo consiste, en esencia, en la negación del dominio supremo de Dios, negación que se manifiesta en la práctica del pecado y la desobediencia; por tanto, es totalmente opuesto al espíritu de Jesucristo, que es también el de María.

Esto se manifiesta por la concupiscencia de la carne, por la concupiscencia de los ojos y por el orgullo como norma de vida, así como por la desobediencia a las leyes de Dios y el abuso de las cosas creadas. Sus obras son el pecado en todas sus formas; en consecuencia, todo aquello por lo cual el demonio nos lleva al pecado; obras que conducen al error y oscuridad de la mente, y seducción y corrupción de la voluntad. Sus pompas son el esplendor y las artimañas empleadas por el demonio para hacer que el pecado sea deleitoso en las personas, sitios y cosas.

Texto para meditar: Imitación de Cristo , libro I, cap. 13

El fuego prueba al hierro, y la tentación al hombre justo.

Muchas veces no sabemos lo que podemos; mas la tentación descubre lo que somos.

Debemos, pues, velar principalmente al venir la tentación; porque entonces más fácilmente es vencido el enemigo cuando no le dejamos pasar de la puerta del alma, y se le resiste al umbral luego que toca.

Atajar al principio el mal procura: Si llega a echar raíz, tarde se cura.

Porque primeramente se ofrece al ánima sólo el pensamiento sencillo; después, la importuna imaginación; luego, la delectación y el torpe movimiento, y el consentimiento.

Y así entra poco a poco el maligno enemigo, y se apodera de todo por no resistirle al principio.

Y cuanto más tiempo fuere uno perezoso en resistir, tanto se hace cada día más flaco, y el enemigo contra él más fuerte.

Algunos padecen graves tentaciones al principio de su conversión, y otros, al fin.

Pero otros son molestados casi por toda su vida.

Algunos son tentados blandamente, según la sabiduría y el juicio de la divina Providencia, que mide el estado y los méritos de los hombres, y todo lo tiene ordenado para la salvación de sus escogidos.

Por eso no debemos desconfiar cuando somos tentados, sino antes rogar a Dios con mayor fervor que sea servido de ayudarnos en toda tribulación; el cual, sin duda, según el dicho de San Pablo, nos dará el auxilio junto con la tentación, para que la podamos resistir.

Humillemos, pues, nuestras almas bajo la mano de Dios en toda tribulación y tentación, porque Él salvará y engrandecerá a los humildes de espíritu.

En las tentaciones y adversidades se ve cuánto uno ha aprovechado y en ellas consiste el mayor merecimiento y se conoce mejor la virtud.

Oraciones Diarias

(Día 1-12)

VENI, CREATOR SPIRITUS

Ven, Espíritu Creador, visita las mentes de tus siervos, llena de la gracia de lo alto los pechos que Tú creaste.

Tú, que eres llamado Paráclito, don de Dios altísimo, fuente viva, fuego, amor, y unción espiritual.

Tú septiforme en el don, dedo de la paterna diestra, Tú, auténtica promesa del Padre, que enriqueces las lenguas con palabras.

Enciende lumbre en los sentidos, infunde amor en los corazones, corroborando con vigor constante la fragilidad de nuestro cuerpo.

Rechaza más y más lejos al enemigo, concede prontamente la paz, yendo así Tú delante como guía, evitemos todo mal.

Haz que por ti conozcamos al Padre y conozcamos también al Hijo y por ti, Espíritu de entrambos, creamos en todo tiempo.

A Dios Padre sea la gloria y al Hijo, que entre los muertos resucitó, y al Paráclito por los siglos de los siglos. Amén.

AVE MARIS STELLA

Salve, Estrella del mar, Madre, que diste a luz a Dios, quedando perpetuamente Virgen, feliz puerta del cielo.

Pues recibiste aquel Ave de labios de Gabriel, ciméntanos en la paz, trocando el nombre de Eva.

Suelta las prisiones a los reos, da lumbre a los ciegos, ahuyenta nuestros males, recábanos todos los bienes.

Muestra que eres Madre, reciba por tu mediación nuestras plegarias el que, nacido por nosotros, se dignó ser tuyo.

Virgen singular, sobre todos suave, haz que libres de culpas, seamos suaves y castos.

Danos una vida pura, prepara una senda segura, para que, viendo a Jesús, eternamente nos gocemos.

Gloria sea a Dios Padre, a Cristo altísimo y al Espíritu Santo: a los tres un solo honor. Amén.

MAGNIFICAT

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador, porque ha mirado la humildad de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí y su nombre es santo.

Y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación sobre los que le temen.

Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes; a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Acogió a Israel su siervo, acordándose de su misericordia como la había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.