Día 7

Primera parte:
Doce días preliminares

VACIADO DEL ESPÍRITU DEL MUNDO

Examina tu conciencia, reza, practica la renuncia a tu propia voluntad; mortificación, pureza de corazón. Esta pureza es la condición indispensable para contemplar a Dios en el cielo, verle en la tierra y conocerle a la luz de la fe.

La primera parte de la preparación se deberá emplear en vaciarse del espíritu del mundo, que es contrario al espíritu de Jesucristo. El espíritu del mundo consiste, en esencia, en la negación del dominio supremo de Dios, negación que se manifiesta en la práctica del pecado y la desobediencia; por tanto, es totalmente opuesto al espíritu de Jesucristo, que es también el de María.

Esto se manifiesta por la concupiscencia de la carne, por la concupiscencia de los ojos y por el orgullo como norma de vida, así como por la desobediencia a las leyes de Dios y el abuso de las cosas creadas. Sus obras son el pecado en todas sus formas; en consecuencia, todo aquello por lo cual el demonio nos lleva al pecado; obras que conducen al error y oscuridad de la mente, y seducción y corrupción de la voluntad. Sus pompas son el esplendor y las artimañas empleadas por el demonio para hacer que el pecado sea deleitoso en las personas, sitios y cosas.

Texto para meditar: Imitación de Cristo , libro I, cap. 18

En lo de fuera eran necesitados, pero en lo interior estaban con la gracia y divinas consolaciones recreados.

Ajenos eran al mundo; mas muy allegados a Dios, del cual eran familiares y amigos.

Teníanse por nada cuanto a sí mismos, y para con el mundo eran despreciados; mas en los ojos de Dios eran muy preciosos y amados.

Estaban en verdadera humildad; vivían en la sencilla obediencia; andaban en caridad y paciencia, y por eso cada día crecían en espíritu, y alcanzaban mucha gracia delante de Dios.

Fueron puestos por dechados a todos los religiosos y más nos deben mover para aprovechar el bien, que no la muchedumbre de los tibios para aflojar y descaecer. ¡Oh! ¡Cuán grande fue el fervor de todos los religiosos al principio de sus sagrados institutos!

¡Cuánta la devoción de la oración! ¡Cuánto el celo de la virtud! ¡Cuánta disciplina floreció! ¡Cuánta reverencia y obediencia al superior hubo en todas las cosas!

Aun hasta ahora dan testimonio de ello las señales que quedaron, de que fueron verdaderamente varones santos y perfectos que, peleando tan esforzadamente, vencieron al mundo.

Ahora ya se estima en mucho aquel que no es transgresor, y si con paciencia puede sufrir lo que aceptó por su voluntad.

¡Oh tibieza y negligencia de nuestro estado, que tan presto declinamos del fervor primero, y nos es molesto el vivir por nuestra flojedad y tibieza!

¡Pluguiese a Dios que no durmiese en ti el aprovechamiento de las virtudes, pues viste muchas veces tantos ejemplos de devotos!

Oraciones Diarias

(Día 1-12)

VENI, CREATOR SPIRITUS

Ven, Espíritu Creador, visita las mentes de tus siervos, llena de la gracia de lo alto los pechos que Tú creaste.

Tú, que eres llamado Paráclito, don de Dios altísimo, fuente viva, fuego, amor, y unción espiritual.

Tú septiforme en el don, dedo de la paterna diestra, Tú, auténtica promesa del Padre, que enriqueces las lenguas con palabras.

Enciende lumbre en los sentidos, infunde amor en los corazones, corroborando con vigor constante la fragilidad de nuestro cuerpo.

Rechaza más y más lejos al enemigo, concede prontamente la paz, yendo así Tú delante como guía, evitemos todo mal.

Haz que por ti conozcamos al Padre y conozcamos también al Hijo y por ti, Espíritu de entrambos, creamos en todo tiempo.

A Dios Padre sea la gloria y al Hijo, que entre los muertos resucitó, y al Paráclito por los siglos de los siglos. Amén.

AVE MARIS STELLA

Salve, Estrella del mar, Madre, que diste a luz a Dios, quedando perpetuamente Virgen, feliz puerta del cielo.

Pues recibiste aquel Ave de labios de Gabriel, ciméntanos en la paz, trocando el nombre de Eva.

Suelta las prisiones a los reos, da lumbre a los ciegos, ahuyenta nuestros males, recábanos todos los bienes.

Muestra que eres Madre, reciba por tu mediación nuestras plegarias el que, nacido por nosotros, se dignó ser tuyo.

Virgen singular, sobre todos suave, haz que libres de culpas, seamos suaves y castos.

Danos una vida pura, prepara una senda segura, para que, viendo a Jesús, eternamente nos gocemos.

Gloria sea a Dios Padre, a Cristo altísimo y al Espíritu Santo: a los tres un solo honor. Amén.

MAGNIFICAT

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador, porque ha mirado la humildad de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí y su nombre es santo.

Y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación sobre los que le temen.

Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes; a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Acogió a Israel su siervo, acordándose de su misericordia como la había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.