Día 32
CUARTA PARTE
Tercera semana
CONOCIMIENTO DE JESUCRISTO: ACTOS DE AMOR A DIOS, ACCIÓN DE GRACIAS POR LAS BENDICIONES DE JESÚS, CONTRICIÓN Y RESOLUCIÓN
Durante este período nos emplearemos en estudiar a Jesucristo. ¿Qué se tiene que estudiar de Jesucristo?
Primero: El Hombre-Dios, su gracia y gloria; después sus derechos en el dominio soberano sobre nosotros; ya que, habiendo renunciado a Satanás y al mundo, tomamos a Jesucristo como nuestro Señor.
Segundo: Su vida interior; las virtudes y los actos de su Sagrado Corazón; su asociación con María y los misterios de la Anunciación y Encarnación. Durante su infancia y vida oculta en la fiesta de las bodas de Caná y en el Calvario… (Tratado de la Verdadera Devoción …núms. 12-38, 183, 212, 226-265)
DEL AMOR A JESÚS SOBRE TODAS LAS COSAS
Primer texto para meditar: Imitación de Cristo, libro XI, cap. 7
Bienaventurado el que conoce lo que es amor a Jesús, y despreciarse a sí mismo por Jesús.
Conviene dejar un amado por otro amado, porque Jesús quiere ser amado sobre todas las cosas.
El amor de la criatura es engañoso y mudable; el amor de Jesús es fiel y durable.
El que se llega a la criatura, caerá con lo caedizo; el que abraza a Jesús, afirmará en Él para siempre.
Ama a Jesús y tenle por amigo, que, aunque todos te desamparen, Él no te desamparará ni te dejará perecer en el fin.
Tu amado es de tal condición, que no quiere consigo admitir a otro; más Él solo quiere tener tu corazón, y como rey sentarse en su propia silla.
Si tú supieras bien desocuparte de toda criatura, Jesús morará de buena gana contigo.
Segundo texto para meditar: Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen, núms. 257-260
He aquí algunas prácticas interiores muy propias para los que el Espíritu Santo llama a una alta perfección, que, en cuatro palabras, se reducen a ejecutar todas las acciones por María, con María, en María y para María, a fin de practicarlas más perfectamente por Jesús, con Jesús, en Jesús y para Jesús.
Es menester ejecutar las acciones por María, es decir, es menester obedecer en todo a la Santísima Virgen y conducirse en todo por su espíritu, que es el espíritu de Dios. Los que son guiados por El, son hijos de Dios. Los que son guiados por el espíritu de María, son hijos de María, y por consiguiente hijos de Dios, y entre tantos devotos de la Santísima Virgen, no hay más verdaderos y fieles devotos que los que se conducen por su espíritu. Porque el espíritu de María es el espíritu de Dios, ya que Ella no se guió jamás por su propio espíritu, sino siempre por el espíritu divino, que de tal modo se hizo dueño de María, que vino a ser su propio espíritu. Qué dichosa es un alma cuando está del todo poseída y gobernada por el espíritu de María, que es un espíritu suave y fuerte, celoso y prudente, humilde e intrépido, puro y fecundo.
Es necesario hacer todas nuestras obras con María; es decir: que debemos en nuestras acciones mirar a María como modelo acabado de toda virtud y perfección que el Espíritu Santo ha formado en una pura criatura, para que lo imitemos, según nuestra capacidad. Es menester, pues, que en cada acción miremos cómo María la ha hecho o la haría si estuviera en nuestro lugar. Para esto debemos examinar y meditar las grandes virtudes que Ella practicó durante su vida, particularmente: primero su fe viva, por la cual creyó sin titubear la palabra del ángel, y creyó fiel y constantemente hasta el pie de la cruz; segundo, su humildad profunda, que la ha hecho ocultarse, callarse, someterse a todo y colocarse siempre la última.
Oraciones Diarias
día 20-26
LETANÍA DEL ESPÍRITU SANTO
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo ten piedad. Cristo ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos.
Dios Padre Celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Trinidad Santa, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.
Espíritu que procede del Padre y del Hijo, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación planeando sobre las aguas las fecundaste, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu por inspiración del cual han hablado los profetas, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu que das testimonio de Cristo, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu que sobreviene a María, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu del Señor que llena todo el orbe, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de Dios que habita en nosotros, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de sabiduría y de entendimiento, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de consejo y de fortaleza, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de ciencia y de piedad, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de temor del Señor, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de gracia y de misericordia, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de fuerza, de dilección y de sobriedad, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de paz, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de humildad y de castidad, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de benignidad y de mansedumbre, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de multiforme gracia, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu que escrutas los secretos de Dios, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu en el cual renacemos, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu por el cual se difunde la caridad, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu que en lenguas de fuego sobre los apóstoles apareciste, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu con el cual fueron los apóstoles henchidos, ilumínanos y santifícanos.
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres, ilumínanos y santifícanos.
Sednos propicio, perdónanos, Señor.
Sednos propicio, perdónanos, Señor.
De todo mal, líbranos, Señor.
De todo pecado, líbranos, Señor.
De tentaciones e insidias del demonio, líbranos, Señor.
De la presunción y desesperación, líbranos, Señor.
De la resistencia a la verdad conocida, líbranos, Señor.
De la obstinación y de la impenitencia, líbranos, Señor.
De la impureza de la mente y del cuerpo, líbranos, Señor.
Del espíritu de fornicación, líbranos, Señor.
De todo espíritu del mal, líbranos, Señor.
Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo. Te rogamos óyenos.
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán. Te rogamos óyenos.
Por tu advenimiento sobre los discípulos. Te rogamos óyenos.
En el día del juicio, nosotros pecadores. Te rogamos óyenos.
Para que, así como vivimos del Espíritu, obremos también por Él. Te rogamos óyenos.
Para que recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos. Te rogamos óyenos.
Para que, viviendo según el Espíritu, no cumplamos los deseos de la carne. Te rogamos óyenos.
A fin de que por el Espíritu mortifiquemos las obras de la carne. Te rogamos óyenos.
Para que no te contristemos a Ti, Espíritu Santo de Dios. Te rogamos óyenos.
Para que seamos solícitos en guardarla unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Te rogamos óyenos.
Para que no creamos a todo espíritu. Te rogamos óyenos.
Para que probemos a los espíritus si son de Dios. Te rogamos óyenos.
Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud. Te rogamos óyenos.
Para que nos confirmes por tu Espíritu soberano. Te rogamos óyenos.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Oración:
Asístanos, te pedimos Señor, la virtud del Espíritu Santo, que purifique clemente nuestros corazones, y nos preserve de todo mal. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
AVE MARIS STELLA
Salve, Estrella del mar, Madre, que diste a luz a Dios, quedando perpetuamente Virgen, feliz puerta del cielo.
Pues recibiste aquel Ave de labios de Gabriel, ciméntanos en la paz, trocando el nombre de Eva.
Suelta las prisiones a los reos, da lumbre a los ciegos, ahuyenta nuestros males, recábanos todos los bienes.
Muestra que eres Madre, reciba por tu mediación nuestras plegarias el que nacido por nosotros, se dignó ser tuyo.
Virgen singular, sobre todos suave, haz que libres de culpas, seamos suaves y castos.
Danos una vida pura, prepara una senda segura, para que, viendo a Jesús, eternamente nos gocemos.
Gloria sea a Dios Padre, a Cristo altísimo y al Espíritu Santo: a los tres un solo honor. Amén.
LETANÍA DEL SANTO NOMBRE DE JESÚS
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad. Cristo ten piedad. Cristo ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Jesús, óyenos. Jesús, óyenos.
Jesús, escúchanos. Jesús, escúchanos.
Dios Padre Celestial, ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros.
Dios santo, trino y uno, ten piedad de nosotros.
Jesús hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
Jesús, resplandor del Padre, ten piedad de nosotros.
Jesús, candor de la luz eterna, ten piedad de nosotros.
Jesús, rey de la gloria, ten piedad de nosotros.
Jesús, sol de justicia, ten piedad de nosotros.
Jesús, Hijo de la Virgen María, ten piedad de nosotros.
Jesús, amable, ten piedad de nosotros.
Jesús, admirable, ten piedad de nosotros.
Jesús, Dios fuerte, ten piedad de nosotros.
Jesús, Padre del siglo futuro, ten piedad de nosotros.
Jesús, ángel del gran consejo, ten piedad de nosotros.
Jesús, poderosísimo, ten piedad de nosotros.
Jesús, obedientísimo, ten piedad de nosotros.
Jesús, manso y humilde de corazón, ten piedad de nosotros.
Jesús, amador de la castidad, ten piedad de nosotros.
Jesús, amador nuestro, ten piedad de nosotros.
Jesús, Dios de paz, ten piedad de nosotros.
Jesús, autor de la vida, ten piedad de nosotros.
Jesús, modelo de virtudes, ten piedad de nosotros.
Jesús, celador de las almas, ten piedad de nosotros.
Jesús, Dios nuestro, ten piedad de nosotros.
Jesús, refugio nuestro, ten piedad de nosotros.
Jesús, padre de los pobres, ten piedad de nosotros.
Jesús, tesoro de los fieles, ten piedad de nosotros.
Jesús, buen pastor, ten piedad de nosotros.
Jesús, luz verdadera, ten piedad de nosotros.
Jesús, sabiduría eterna, ten piedad de nosotros.
Jesús, bondad infinita, ten piedad de nosotros.
Jesús, camino y vida nuestra, ten piedad de nosotros.
Jesús, gozo de los ángeles, ten piedad de nosotros.
Jesús, rey de los patriarcas, ten piedad de nosotros.
Jesús, maestro de los apóstoles, ten piedad de nosotros.
Jesús, doctor de los evangelistas, ten piedad de nosotros.
Jesús, fortaleza de los mártires, ten piedad de nosotros.
Jesús, luz de los confesores, ten piedad de nosotros.
Jesús, pureza de las vírgenes, ten piedad de nosotros.
Jesús, corona de todos los santos, ten piedad de nosotros.
Sednos propicio, perdónanos, Jesús. Sednos propicio, escúchanos, Jesús.
De todo mal, líbranos, Jesús.
De todo pecado, líbranos, Jesús.
De tu ira, líbranos, Jesús.
De los lazos del demonio, líbranos, Jesús.
Del espíritu de fornicación, líbranos, Jesús.
De la muerte eterna, líbranos, Jesús.
Del desprecio de tus inspiraciones, líbranos, Jesús.
Por el misterio de tu santa encarnación, líbranos, Jesús.
Por tu nacimiento, líbranos, Jesús.
Por tu infancia, líbranos, Jesús.
Por tu vida divina, líbranos, Jesús.
Por tus trabajos, líbranos, Jesús.
Por tu pasión y gloria, líbranos, Jesús.
Por tu cruz y desamparo, líbranos, Jesús.
Por tus angustias, líbranos, Jesús.
Por tu muerte y sepultura, líbranos, Jesús.
Por tu resurrección, líbranos, Jesús.
Por tu ascensión, líbranos, Jesús.
Por tus gozos, líbranos, Jesús. Por tu gloria, líbranos, Jesús.
Cordero de Dios, que borras los pecados del mundo, Jesús, perdónanos.
Cordero de Dios, que borras los pecados del mundo, Jesús, escúchanos.
Cordero de Dios, que borras los pecados del mundo, Jesús, ten piedad de nosotros.
Jesús, óyenos. Jesús, óyenos.
Jesús, escúchanos. Jesús, escúchanos.
Bendito sea el nombre del Señor.
Ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Oración: Señor Jesucristo, que dijiste: Pedid y recibiréis, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; te suplicamos derrames sobre nosotros la ternura de tu divino amor, a fin de que amándote de todo corazón, con palabra y con obras, nunca cesemos de alabarte. Haz, Señor, que temamos y amemos también perpetuamente tu santo nombre, porque jamás abandona tu providencia a los que proteges con la fortaleza de tu amor. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN DE MONTFORT A JESUCRISTO
Dejadme, amabilísimo Jesús mío, que me dirija a Vos, para atestiguaras mi reconocimiento por la merced que me habéis hecho con la devoción de la Esclavitud, dándome a vuestra Santísima Madre para que sea Ella mi abogada delante de vuestra Majestad, y en mi grandísima miseria mi universal suplemento. ¡Ay, Señor! tan miserable soy, que sin esta buena Madre, infaliblemente me hubiera perdido.
Sí, que a mí me hace falta María, delante de Vos y en todas partes; me hace falta para calmar vuestra justa cólera, pues tanto os he ofendido y todos los días os ofendo; me hace falta para detener los eternos y merecidos castigos con que vuestra justicia me amenaza, para pediros, para acercarme a Vos y para daros gusto; me hace falta para salvar mi alma y la de otros; me hace falta, en una palabra, para hacer siempre vuestra voluntad, buscar en todo vuestra mayor gloria.
¡Ah, si pudiera yo publicar por todo el universo esta misericordia que habéis tenido conmigo! ¡Si pudiera hacer que conociera todo el mundo que si no fuera por María estaría yo condenado! ¡Si yo pudiera dignamente daros las gracias por tan grande beneficio! María está en mí.
Haec facta est mihi. ¡Oh, qué tesoro! ¡Oh, qué consuelo! Y, de ahora en adelante, ¿no seré todo para Ella? ¡Oh, qué ingratitud! Antes la muerte. Salvador mío queridísimo, que permitáis tal desgracia, que mejor quiero morir que vivir sin ser todo de María. Mil y mil veces, como San Juan Evangelista al pie de la cruz, la he tomado en vez de todas mis cosas.
¡Cuántas veces me he entregado a Ella! Pero si todavía no he hecho esta entrega a vuestro gusto, la hago ahora, mi Jesús querido, como vos queréis la haga. Y si en mi alma o en mi cuerpo veis alguna cosa que no pertenezca a esta Princesa augusta, arrancadla, os ruego arrojadla lejos de mí; que no siendo de María, indigna es de Vos.
¡Oh, Espíritu Santo! Concededme todas las gracias, plantad, regad y cultivad en mi alma el árbol de la vida verdadero, que es la amabilísima María, para que crezca y florezca y dé con abundancia el fruto de vida.
¡Oh, Espíritu Santo! Dadme mucha devoción y mucha afición a María; que me apoye mucho en su seno maternal, y recurra de continuo a su misericordia, para que en ella forméis dentro de mí a Jesucristo, al natural, crecido y vigoroso hasta la plenitud de su edad perfecta. Amén.
Ven, ¡Oh Jesús!, que vives en María; ven a vivir y reinar en nosotros, que tu vida se exprese en nuestra vida para vivir tan sólo para Ti.
Forja en nuestra alma, ¡oh, Cristo!, tus virtudes, tu Espíritu divino y santidad, tus máximas perfectas y tus normas y el ardor de tu eterna caridad.
Danos parte, Señor, en tus misterios para que te podamos imitar; tú que eres Luz de Luz, dan os tus luces, y en pos de ti podremos caminar.
Reina, Cristo, en nosotros por tu Madre, sobre el demonio y la naturaleza, en virtud de tu nombre soberano, para la gloria del Padre celestial. Amén.